Jueces 20:39
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Entonces los hombres de Israel regresaron a la batalla, y Benjamín empezó a herir y matar a unos treinta hombres de Israel, porque dijeron: Ciertamente están derrotados delante de nosotros como en la primera batalla.
Luego, pues, que los de Israel volvieron la espalda en la batalla, y los de Benjamín habían comenzado a derribar heridos de Israel unos treinta hombres, de tal manera que ya decían: Ciertamente ellos han caído delante de nosotros, como en la primera batalla.
En el momento en que los israelitas que parecían huir vieran la columna de humo, se volverían y harían frente a los de Benjamín. Los benjaminitas lograron matar a unos treinta israelitas, con lo cual se confiaron, pensando que los habían derrotado, como en la primera batalla;
entonces los hombres de Israel regresarían a la batalla. Y los de Benjamín empezaron a herir y matar a unos treinta hombres de Israel, porque dijeron: «Ciertamente están derrotados delante de nosotros como en la primera batalla».
El Señor ayudó a Israel a derrotar a Benjamín. Aquel día los israelitas mataron a veinticinco mil cien hombres de Benjamín, dejando apenas un pequeño remanente de sus fuerzas. Los israelitas habían retrocedido delante de los hombres de Benjamín con el fin de ponerles una emboscada y tener más espacio para maniobrar. Cuando los de Benjamín dieron muerte a treinta israelitas, creyeron que iban a hacer una matanza en masa como en los días anteriores. Pero entonces los hombres que estaban escondidos entraron en la ciudad y mataron a todos los que estaban en ella y le prendieron fuego. La gran nube de humo que subía hacia el cielo fue la señal para que Israel diera vuelta y atacara a los de Benjamín,
Cuando los israelitas vieron el humo, se dieron vuelta y atacaron a los guerreros de Benjamín. Para entonces, los guerreros de Benjamín habían matado a unos treinta israelitas y gritaban: «¡Los estamos derrotando como en la primera batalla!».
los hombres de Israel volverían a la batalla. Cuando los de Benjamín comenzaron a causar bajas entre los israelitas, matando a unos treinta, se decían: «¡Los estamos derrotando, como en la primera batalla!».
los hombres de Israel volverían a la batalla. Cuando los de Benjamín comenzaron a causar bajas entre los israelitas, matando a unos treinta, se decían: «¡Los estamos derrotando, como en la primera batalla!»
Cuando los hombres que estaban huyendo vieran la señal de humo, debían regresar y enfrentarse contra los de Benjamín. Los hombres de Benjamín lograron matar 30 soldados de Israel y por eso pensaron que estaban ganando como en las otras ocasiones,
mientras los hombres de Israel simulaban huir en el combate. Benjamín comenzó matando a algunos israelitas, unos treinta hombres. Y comentaban: — Están completamente derrotados, como en la batalla anterior.
mientras los hombres de Israel simulaban huir en el combate. Benjamín comenzó matando a algunos israelitas, unos treinta hombres. Y comentaban: — Están completamente derrotados, como en la batalla anterior.
Cuando los hombres de Israel retrocedieron en la batalla, los de Benjamín comenzaron a derribar muertos a unos treinta hombres de Israel y decían: “Ciertamente son vencidos delante de nosotros, como en la primera batalla”.
Así que, cuando los israelitas huían, los benjaminitas hirieron y mataron como a treinta israelitas, y ya decían: «Los estamos derrotando, como en la primera batalla.»
Luego, pues, que los de Israel retrocedieron en la batalla, los de Benjamín comenzaron a herir y matar a la gente de Israel como treinta hombres, y ya decían: Ciertamente ellos han caído delante de nosotros, como en la primera batalla.
Luego, pues, que los de Israel retrocedieron en la batalla, los de Benjamín comenzaron a herir y matar a la gente de Israel como treinta hombres, y ya decían: Ciertamente ellos han caído delante de nosotros, como en la primera batalla.
Luego que los de Israel retrocedieron en la batalla, los de Benjamín comenzaron a herir, y mataron como a treinta hombres de Israel, por lo que decían: «Ciertamente ellos han caído delante de nosotros, como en la primera batalla.»
Luego, pues, que los de Israel se volvieron en la batalla, los de Benjamín comenzaron á derribar heridos de Israel unos treinta hombres, y ya decían: Ciertamente ellos han caído delante de nosotros, como en la primera batalla.
Luego, pues, que los de Israel se volvieron en la batalla, los de Benjamín comenzaron á derribar heridos de Israel unos treinta hombres, y ya decían: Ciertamente ellos han caído delante de nosotros, como en la primera batalla.
Los de Benjamín respondieron al ataque, y mientras herían y mataban a los israelitas se fueron alejando de la ciudad. El ejército israelita retrocedió ante el ataque de los de Benjamín porque confiaba en los soldados que estaban escondidos alrededor de la ciudad. En los caminos de Betel y de Guibeá, y a campo abierto, los de Benjamín mataron a unos treinta soldados israelitas, así que pensaron que habían vuelto a vencerlos, como en la primera batalla. Lo cierto era que los israelitas se habían alejado de la ciudad para que sus enemigos los siguieran hasta donde estaba escondido el resto del ejército. En Baal-tamar se reunieron de nuevo diez mil de los mejores guerreros israelitas y se dispusieron a atacar la ciudad. Mientras tanto, los soldados que se habían quedado alrededor de la ciudad fueron saliendo de sus escondites, y rápidamente entraron en la ciudad, y mataron a todos los que allí estaban. Con el resto del ejército habían acordado que, tan pronto como entraran en la ciudad, les harían una señal, que sería una gran columna de humo; cuando los israelitas que fingían huir vieran la señal, debían darse vuelta y enfrentarse a los de Benjamín. La lucha fue dura, y los de Benjamín no se daban cuenta de que estaban por perder la batalla. De pronto vieron que comenzaba a salir humo de la ciudad, y cuando quisieron regresar ya toda la ciudad estaba envuelta en llamas. Entonces los israelitas les hicieron frente, y los de Benjamín se llenaron de miedo al ver que estaban a punto de ser destruidos. Trataron de huir hacia el desierto, pero quedaron atrapados entre el ejército y los soldados que salían de la ciudad, así que no lograron ponerse a salvo y fueron muertos. Los israelitas rodearon a los de Benjamín desde Menuhá hasta el este de Guibeá, y los persiguieron hasta aplastarlos a todos. Ese día Dios les dio la victoria a los israelitas. Así fue como murieron dieciocho mil valientes de la tribu de Benjamín; otros cinco mil fueron muertos en los caminos, y otros dos mil fueron muertos cuando huían hacia Gidom. Finalmente, los de Benjamín se dieron cuenta de que habían sido vencidos. Fue así como murieron veinticinco mil soldados de la tribu de Benjamín, todos ellos hombres valientes. De todos ellos sólo pudieron escapar seiscientos soldados, los cuales lograron llegar a la roca de Rimón, en el desierto. Allí se quedaron cuatro meses. Los israelitas, mientras tanto, siguieron atacando y matando a todos los de la tribu de Benjamín que encontraban. Incluso mataban a los animales, y después de eso incendiaban las ciudades.
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